Las horas se desplazan sin prisa a través del horizonte de mis días
mientras miró por la ventana y un cielo gris me devuelve la mirada;
no soy la misma persona desde que tengo que enfrentarme
al vacío de tu ausencia que me mira inclemente
sentada frente a mí, manteniendo vivo tu recuerdo.
Vienen a mi mente los momentos en los que disfrutamos juntos
sintiendo tu piel contra la mía y el roce de tus cabellos junto a mi mejilla
probando el sabor de tus labios incontables veces
y escuchando las promesas de amor que me susurrabas al oído
como un discurso eterno y lleno de esperanzas futuras.
No quiero saber de nada más que no sean tus mismos pensamientos
extrañándome como yo me encuentro extrañándote a ti
fusionándose con los míos en un sueño compartido
que solo es posible gracias a este lazo que nos mantiene unidos
y que va más allá de toda certeza o sensación.
Quisiera poder tener el control de lo que siento
para evitar quemarme con el dolor de saberte lejos de aquí,
para no lastimarme más con cada una de las memorias que conservo sobre ti
en lo más profundo de este corazón que anhela más que nada
partir a un punto de reencuentro con el tuyo.
Siempre has sido lo más valioso que tengo
pero te deje volar porque quería que encontrarás tu propio camino
antes de empezar a marcar uno en común
si mi sacrificio significa tu felicidad, tenlo por seguro
lo repetiría una y otra vez para verte sonreír.